Daenerys Targaryen: la heroína que perdió la razón

Nos la presentaron (y así la aceptamos) como una heroína en un mundo tirano que había acabado con su familia y que consideraba que una mujer de sus características no podía ser respetable. Ella apareció en 'Juego de Tronos' como un verso suelto, como un alma libre ajeno a las luchas de territorios que se vivían en Poniente, como una reina destronada buscando su lugar legítimo. Y enseguida se convirtió en uno de los personajes más carismáticos.

Nació de la pluma de George R. R. Martin, autor del universo de los Tronos. Y cuando solo existía en las novelas de este escritor se la describía como una muchacha adolescente de aspecto valyrio, con cabello rubio, ojos de color púrpura y complexión delgada. Hasta que aquellos textos se llevaron a la pantalla y la actriz Emilia Clarke se ocupó de encarnar a este personaje en la adaptación de HBO.

Personaje controvertido, capaz de acabar con la vida de hombres que habían abusado de ella, terminó muriendo precisamente en brazos del único que la había tratado con respeto y amor. Su final tuvo que ver con sus actos movidos por la soberbia y la ira. Tal vez todos los anteriores también habían tenido esos tintes pero no los quisimos ver. Preferimos dejarnos llevar por la eficacia y espectacularidad de sus impulsos. Hasta que la evidencia fue demasiado clara. Al menos para una buena parte de la audiencia de la serie. El resto todavía sigue protestando por aquel desenlace.

Es una de las protagonistas indiscutibles de la serie de fantasía más popular de este siglo. Su aspecto frágil no dejaba entrever la fortaleza que escondía y, sobre todo, la habilidad para volar y doblegar dragones, el arma más poderosa para conseguir el Trono de Hierro, que consideraba suyo. Con ella el espectador disfrutó de algunas de las mejores secuencias de esta producción. Gritaba Dracarys y la audiencia (casi sus súbditos) se emocionaba mientras sus bestias arrojaban fuego a cualquier enemigo.

A Daenerys la vimos crecer. Eso fue un acierto. Contemplamos temporada tras temporada cómo iba creyendo en ella misma, ganando confianza, rodeándose de fieles para avanzar con paso firme. Ese despertar, ese empoderamiento nos sedujo. Clarke consintió en un primer momento que su personaje se sexualizase, que se usasen sus desnudos para embaucar de otro modo al espectador. Hasta que dijo basta y consideró que el personaje había alcanzado una madurez suficiente como para ser deseada por algo más que su cuerpo.

A 'Juego de Tronos' se le ha criticado a menudo el modo en que trataba a las mujeres de sus tramas, las vejaciones a las que se les exponía. Daenerys no fue la excepción. También ella tuvo que soportar los excesos de Martin escribiendo y del mundo machista y despiadado al que pertenecía. Pese a todo, fue tal vez la única capaz de vengarse y de revolverse ante tanta injusticia. Su fuerza fue tal que dio lugar a una precuela - 'La casa del dragón' - en la que no aparece, pero en la que en todo momento está presente.